¿Qué es el Día de Muertos?
El Día de Muertos se celebra anualmente en México el 2 de noviembre. La celebración se lleva a cabo en todo el país, pero con diferentes costumbres regionales. Esta festividad es el resultado de la fusión de una rica tradición aborigen prehispánica de pueblos mesoamericanos, particularmente en México, con algunas costumbres y rituales religiosos europeos.
Durante esta celebración se recuerda a los miembros de la familia que han fallecido. Diferentes pueblos aborígenes y los católicos mexicanos realizan este ritual como una forma de honrar a los difuntos.
Para esta fecha, uno de los ritos más llamativos del Día de los Muertos es la disposición de altares construidos en honor a los difuntos. Así, las personas levantan un altar en nombre de sus fallecidos, les llevan ofrendas y oran por sus almas.
Los altares se suelen hacer con imágenes o elementos significativos para la persona perdida y son unos de los elementos más llamativos de esta celebración. Se colocan ofrendas y objetos para guiar, alimentar y dar descanso a los difuntos.
Además, los miembros de la familia suelen limpiar las tumbas el 1 de noviembre. Algunas personas acostumbran dejar también ofrendas como velas, flores, juguetes, comida, bebidas u otros objetos especiales para ser bendecidos en este día.
Los rituales se llevan a cabo durante un período de varios días, el cual corresponde con el Día de Todos los Santos en Europa.
Tal es la importancia del Día de los Muertos, que esta tradición que la UNESCO la proclamó como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad el 7 de noviembre de 2003. Así, se pretende que esta festividad sea protegida para siempre.
Ofrendas del Altar en el Día de los Muertos
Cada año en muchas regiones mexicanas, durante el ritual del Día de los Muertos, se colocan altares para celebrar y orar por los fallecidos. Estos altares se caracterizan por contener diferentes ofrendas muy llamativas que tienen diferentes funciones.
Algunas de las ofrendas más importantes en el Altar del Día de los Muertos son:
- Agua para calmar la sed y para la limpieza de los difuntos.
- Las velas y veladoras son una forma de guía para los fallecidos y, en algunos casos, representan el duelo de quienes las colocan.
- Copal y cruz de ceniza para librarse de malos espíritus.
- La sal sirve para purificar y que el cuerpo de la persona fallecida se mantenga en buena condición durante su travesía.
- El perrito Izcuintle se coloca como un guardián que ayuda a las almas a cruzar uno de los niveles que lleva al Mictlán o Lugar de los Muertos en la cultura mexica.
- La comida, dulces y bebida son para alimentar a los fallecidos y que disfruten como lo hicieron en vida. Se añaden dulces de azúcar en muchas ocasiones.
- Las calaveritas de azúcar son un símbolo de los fallecidos y tienen diferentes significados. Las pequeñas se hacen para la Santísima Trinidad, mientras que otra grande se ofrece a Dios.
- El petate se coloca para el descanso de los difuntos.
- El Papel picado sirve como decoración y simboliza el aire.
- Las flores decoran y funcionan de guía, al usarse sus pétalos para crear caminos que los muertos puedan seguir.
- El pan de muerto representa los sacrificios que se solían practicar en el pasado.
- Una fotografía o retrato de la persona fallecida se coloca escondida.
Origen de la celebración del Día de los Muertos
El origen del Día de Muertos está ligado a los pueblos aborígenes que viven en Mesoamérica, mucho tiempo antes de la llegada de los europeos, primordialmente en la región de México. Las festividades acontecían al final del verano, luego de la época de cosechas.
En el caso de los Aztecas, estos consideraban que la vida no terminaba con la muerte terrestre. Para este grupo, había una serie de caminos a seguir que dependían de la forma en la que persona había fallecido.
¿Qué es el Mictlán o Lugar de los Muertos?
Uno de estos mundos a los que los difuntos llegan es el Mictlán, lugar que recibe a la mayor parte de los fallecidos y donde estos encuentran su descanso. Al Mictlán se le conoce con varios nombres, como “el Lugar de los Descarnados” o “la casa de la oscuridad”, entre otros.
Para los mexicas, la muerte no es concebida como un acto espontáneo, que simplemente sucede, sino que se trata más de un proceso. Este proceso forma parte de una dualidad, con la vida, y es cíclico.
Así, según la leyenda del Mictlán, la diosa de la Tierra, Tlaltecuhtli, devora los cadáveres, alimentándose de la carne y sangre. Luego, Tlaltecuhtli concibe el alma de los difuntos para que pudieran alcanzar el Mictlán. El rol de Tlaltecuhtli es dual. Por un lado, da vida al mundo vegetal y humano, además de parir las almas que viajan al Mictlán. Por otro lado, devora los muertos al ser enterrados. De ahí, su naturaleza cíclica.
Según esta tradición, la persona fallecida podía demorar varios años en completar su camino al Mictlán. Se cree que toma cuatro años, el mismo lapso de tiempo en el que se descompone el cuerpo del fallecido al ser enterrado.
En su recorrido, los difuntos debían recorrer nueve niveles para llegar al Mictlán. Una vez allí, el dios Mictlantecuhtli y la diosa Mictlancihuatl reciben a los difuntos, quienes les daban las ofrendas con las que habían sido enterrados.